lunes, 12 de diciembre de 2011

Peña Nieto y Piñera, "pillados"

"Pillar" desprevenido a un político es prácticamente imposible. En la actualidad, las palabras de las personas que ostentan el poder, o que aspiran a llegar a hacerlo algún día, son medidas al milímetro. Estos seres han sido adiestrados para esquivar hábilmente preguntas potencialmente peligrosas, escogiendo los argumentos para rodear cualquier obstáculo que pudiera presentarse.

El desafío: Frost contra Nixon, magistral película de Ron Howard, es un claro ejemplo de cómo los políticos deben conocer al detalle situación a la que se enfrentan. Ni pueden ni deben bajar la guardia en ningún momento.





Pero los altos cargos públicos no son de otro planeta, aunque algunos lo parezcan. Son seres humanos y por lo tanto todos tienen alguna muestra de la torpeza innata en nuestra raza. Y estos errores de cálculo casi siempre suelen darse en situaciones distendidas y relajadas, en las que normalmente los políticos se permiten el lujo de bajar la guardia. En tensos debates, comprometidas comparecencias ante la prensa o transcendentes mítines, estos especímenes se mantienen siempre alerta. Pero a los dos políticos que vienen a continuación les “pillaron” en situaciones de aparente calma. 

El primero de ellos es Enrique Peña Nieto, aspirante por el PRI a la presidencia de México y principal favorito a hacerse con el poder, según las encuestas. Este político quedó en evidencia ante las cámaras en la Feria del Libro de Guadalajara, al ser incapaz de nombrar los tres libros que marcaron su vida. De hecho, fue incapaz de nombrar tres libros. Quizá sus asesores debieron tener este aspecto planeado, ¿pero qué consejero iba a ser tan hábil como para prever que Peña Nieto podía llegar a ser tan ignorante? 


Las consecuencias han sido graves. Este acto ha levantó grandes críticas contra él en México y los votantes empiezan a poner en duda su liderazgo en las encuestas. “Nuestro país no puede ser gobernado por un analfabeto”, decía un opositor.



El otro caso nos lleva también a Sudamérica. Sebastián Piñera, presidente de Chile, contó un chiste en un momento de distensión que levantó una enorme polémica. Decía así:

“Cuando el político dice que “sí” quiere decir “tal vez”, cuando dice “tal vez “quiere decir “no” y cuando dice que “no” no es político. En cambio, cuando una dama dice que “no” quiere decir “tal vez”, cuando dice “tal vez” quiere decir que “sí” y cuando dice “sí” no es dama”.

La enrevesada ocurrencia provocó que mujeres y políticos se echaran encima de Piñera en cuestión de horas. Muchos (como yo), habrán necesitada releerlo varias veces para darse cuenta de que esta gracieta se mofa de mucha gente. Y probablemente de millones votantes del político que tan buena cara intentó poner al mundo tras rescatar a los mineros. Sin duda, sus asesores le habrán dado un collejón.




Y es que no importa lo que se dice, sino cómo se dice y dónde se dice. Sobre todo dónde se dice. Sudamérica es un zona en la que, como bien dice Álvaro (no Mario) Vargas Llosa en su blog en El Mundo, aun no se sabe bien si la gente tolera a políticos alocados (por decirlo suavemente), como Chávez en Venezuela, o a amaestrados a la americana, como Uribe lo era en Colombia. Piñera y Peña Nieto, con esto, contribuyen a que la confusión en este aspecto crezca.

En cualquier caso, estoy seguro de que muchos asesores políticos habrán tomado nota para que sus clientes sepan al menos el título de tres libros, y para que no se hagan los graciosos con chistes engorrosos.

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