lunes, 26 de marzo de 2012

El mensaje de Los Idus de Marzo

Todos conocemos o al menos avistamos, cuáles son los entresijos de las personalidades políticas más importantes de este planeta. El ciudadano de a pie no suele tener una buena imagen de sus representantes políticos y factores como la corrupción o la incompetencia manchan aún más una profesión que debería ser valorada y respetada.

Sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar que lo que vemos e intuimos es simplemente la punta de un iceberg. Existen muchos otros elementos aparte de los que nos llegan a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Los políticos se rodean de personas que les marcan las pautas a seguir y les aconsejan como crearse una identidad que tenga posibilidades de triunfar en el teatro político. Se trata de los asesores políticos.




Los Idus de Marzo es una película que refleja a la perfección esa combinación de lucha de intereses, partida de ajedrez y escenario de máscaras que es la política. Pero no se centra en la representación de todo ello que hacen los candidatos, sino que va más allá y se sumerge en el oscuro, eficaz y absolutamente necesario trabajo del asesor político, que desde detrás de la barrera tiene la misión de anticiparse a cualquier situación que pudiese afectar a los intereses del señor para el que trabaja. A su vez, un asesor debe analizar lo que está sucediendo en el escenario social en cada momento y aplicar las estrategias comunicativas necesarias para que su candidato saque el mayor provecho posible a cada una de ellas.

A todo esto hay que unir la indispensable relación provechosa con la prensa que debe mantener todo asesor, siendo consciente de que un profesional de la comunicación puede ir contra él en cualquier momento, y también cabe destacar la intensa lucha que se produce entre los asesores de diversos candidatos por ganar un ápice de terreno, de tal modo que al final una campaña política se convierte en una batalla de anticipación, inteligencia, rapidez de actuación y estrategia.





Si a todo ello le añadimos un escenario como unas elecciones primarias en EEUU (en esta ocasión del partido demócrata) obtenemos un producto final cuanto menos interesante. Es de esperar que cualquier persona que vea esta película se replantee al menos la validez de la democracia en la que vive y reflexione acerca de los engaños, falsas apariencias y sobreactuaciones a las que ha asistido sin apenas darse cuenta.

Se trata, en resumen, de las mentiras que se nos cuentan y las verdades que se nos ocultan. Estos son los ingredientes de la maravillosa película que dirige George Clooney y en la que él mismo participa, haciendo gala de la madurez profesional y el prestigio que está alcanzando en el mundo del celuloide. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario