miércoles, 15 de febrero de 2012

Garzón y Contador

A miles de españoles les ha fastidiado (por decirlo suavemente) la sanción a Contador. Olvidan que el ciclista español, a pesar de nacer en Pinto y de constituir un motivo de orgullo nacional, dio positivo en un control antidopaje. La cantidad de clembuterol encontrada en su sangre es una nimiedad, pero ¿también era tan baja el día de antes? ¿Y dos días antes? Nadie lo sabe, quizá tuvo mala suerte y le pillaron. Quizá no se dopó y se comió un filete infectado, cosa harto improbable.

En cualquier caso, una persona que no ha superado un control antidopaje debe ser sancionada. Está claro que el procedimiento no ha sido el adecuado y probablemente el castigo es excesivo, pero no hubiese sido justo que Contador saliese indemne. Por mucho que nos duela, esa es la realidad.


Al igual que forma parte de la cruda realidad que el juez Garzón debía ser castigado. A muchos (entre los que yo me incluyo), Baltasar Garzón les parece una persona valiente profesionalmente, tenaz, inteligente y constante. Ha luchado contra los males de este país durante muchos años y parece obvio que merece el reconocimiento de la sociedad española. Pero no debemos confundir el término “reconocimiento” con el de “permisividad”.

Parece claro que Garzón pasó olímpicamente de la Ley de Amnistía de 1978, texto que continúa en vigor y que como tal debe ser respetado. El juez se consideró competente a la hora de investigar y juzgar temas cuya deliberación jurídica no está permitida. Por supuesto, estoy en contra de esta ley y obviamente repudio con todas mis fuerzas tanto la dictadura de Franco como todas las muertes que se produjeron antes y durante su régimen autoritario.


Pero la buena intención de Garzón es para mí comparable a la simpatía y confianza que nos inspira Contador. Está claro que son valores que debemos defender y alabar, pero estas cualidades positivas no implican que las actuaciones de ambos sujetos sean siempre correctas.

Puede que Contador no se dopara y puede que Garzón quisiera devolver la esperanza a miles de familias despojadas de dignidad. Pero también puede ser que Contador hiciese trampa y que Garzón lo único que buscase fuese popularidad a costa de la ley. Lo que sí se ha demostrado es que ambos se saltaron las normas, por lo que es justo que sean castigados. A pesar de que mucha gente es feliz creyendo que las cosas son como debería ser y no como en realidad son, en ocasiones evadirse no es una posibilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario